lunes 09 diciembre 2019 Emakunde | Mujeres
El año pasado terminamos nuestro manifiesto diciendo que
soñamos en el momento en que este encuentro anual deje de repetirse porque no
haya ninguna mujer asesinada cuyo recuerdo tengamos que reivindicar. Y, sin embargo, tenemos que volver a recordar
a 53 mujeres asesinadas, sí, asesinadas, porque no se trata de crímenes
pasionales ni de un tipo de violencia que algunos están empecinados en
disfrazar con otros nombres; se trata de
asesinatos de mujeres por el mero hecho de serlo y porque algunos hombres nos
siguen considerando de su propiedad.
Y aquí tendremos que preguntarnos también cuándo va a
cambiar “oficialmente” el concepto de que la víctima sea únicamente la mujer
asesinada por su pareja, cónyuge, expareja o alguien con quien tiene una
relación afectiva. En Pontevedra, en
septiembre pasado, un hombre asesinó a su esposa, suegra y cuñada pero estas
últimas no son consideradas como víctimas de violencia machista. Teniendo en cuenta estas circunstancias, al
día de hoy, hay 79 mujeres en total y 10 niños menores de edad.
Imaginemos un calendario en el que tachamos los días en
que se ha producido un asesinato de mujeres.
¡¡¡Serían 2 meses completos tachados!!!.
¡¡¡¿Quién puede soportar esto?!!!.
Cuando se trata de crímenes considerados terrorismo, son muchas más las
medidas que se toman por parte de nuestros políticos, el caso de los
feminicidios, aún no está entre las prioridades de Estado.
Y no podemos permitir que desde las instituciones nos
aconsejen medidas para que cuidemos los lugares por los que andamos, las ropas
que vestimos, las horas en las que transitamos. Tenemos todo el derecho de
andar, vestir, transitar por donde queramos, como cualquier hombre. Las mujeres somos las agredidas, es a los
hombres a los que tendrán que controlar y penalizar por sus conductas contra
las mujeres. No es a las mujeres
agredidas a quienes hay que poner pulseras de localización ni
guardaespaldas. Es a los hombres a
quienes tendrán que controlar para que no se salten la zona de alejamiento, para
que pasen las pensiones que les corresponden, para que cesen en sus amenazas
continuas o para que acepten que su mujer ha decidido seguir su vida sin él. En
definitiva, se trata de reprimir a los agresores, no a las víctimas. Ninguna
sentencia interpuesta por un juez o la decisión de separación o divorcio puede
justificar un asesinato.
Por ello, seguimos apostando por que los políticos tomen
medidas para que la educación sea igual para niños y niñas, educando en la
igualdad y el respeto.
Y seguimos confiando que este acto de hoy sea
último. No deseamos la existencia de
otro o, mejor aún, lo que deseamos es que no sea necesario ni posible
realizarlo.
CUANDO
AGREDEN A UNA MUJER, NOS ESTÁN AGREDIENDO A TODAS. CUANDO ASESINAN A UNA MUJER, NOS ESTÁN
ASESINANDO A TODAS. NO MÁS
ASESINATOS. NI UNA MENOS.
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